Gestión de activos

La sostenibilidad como pilar fundamental en la Gestión de Activos Mineros

AUTOR: Pabelon En la industria minera moderna, la sostenibilidad ha trascendido de ser una palabra de moda a convertirse en un imperativo estratégico y operativo. Lejos de ser un mero apéndice de la gestión empresarial, la sostenibilidad, especialmente cuando se integra con una robusta gestión de activos, se erige como el cimiento sobre el cual se construye la viabilidad a largo plazo de las operaciones. La definición de sostenibilidad de las Naciones Unidas: “Satisfacer las necesidades presentes sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer las suyas” resuena profundamente en un sector que por naturaleza gestiona recursos no renovables y tiene un impacto significativo en el entorno. Para la gestión de activos mineros, esto implica una visión holística que va más allá del estricto cumplimiento legal y normativo, buscando un equilibrio óptimo entre desempeño, costos y riesgos a lo largo de todo el ciclo de vida del activo. Tres dimensiones cruciales Antes de explorar los 7 pasos, es crucial entender por qué la estructura del proceso OMM es tan valiosa desde una perspectiva de liderazgo: Sostenibilidad Ambiental Las operaciones mineras interactúan directamente con el medio ambiente. Desde la exploración hasta el cierre de minas, la gestión de activos debe internalizar la minimización del impacto. Esto se traduce en la adhesión estricta a NOMs como la NOM-120-SEMARNAT-2020 (protección ambiental en exploración) y la NOM-141-SEMARNAT-2003 (manejo de depósitos de jales). Sin embargo, una gestión de activos sostenible va más allá de evitar sanciones; implica la búsqueda activa de tecnologías más limpias, la optimización del uso de recursos (agua, energía – respaldado por ISO 50001), la restauración de áreas y la contribución a la biodiversidad local. La ISO 14001, centrada en la gestión ambiental, es una herramienta clave para integrar estos objetivos dentro del sistema de gestión de activos. Sostenibilidad Social La “licencia social para operar” es tan crítica como las concesiones gubernamentales. Esto implica una relación transparente y beneficiosa con las comunidades locales. La gestión de activos debe considerar el impacto social de sus decisiones, desde la contratación y capacitación local, hasta la gestión de expectativas y la mitigación de posibles conflictos. Las normativas laborales (como la NOM-023-STPS-2012 en seguridad y salud) son un punto de partida, pero la sostenibilidad social exige un compromiso genuino con el bienestar de los trabajadores y las comunidades, promoviendo el respeto, la seguridad (ISO 45001) y el desarrollo mutuo. Las consecuencias del mal manejo social pueden ser tan devastadoras como las ambientales, afectando la reputación y la continuidad operativa. Sostenibilidad Ambiental Una operación minera no es sostenible si no es económicamente viable. Sin embargo, la sostenibilidad económica a largo plazo difiere de la maximización de ganancias a corto plazo. Implica decisiones informadas sobre la inversión en activos (Capex), la optimización del mantenimiento, la gestión eficiente de la cadena de suministro y la identificación de valor más allá del “valor capital” o “funcional”. El “Trébol del Valor” y la ISO 55010 (alineación financiera/no financiera) son herramientas que permiten evaluar el valor real y potencial de los activos, considerando los beneficios financieros junto con la gestión de riesgos, la responsabilidad social y la reputación. La adaptabilidad que promueve la gestión de activos permite a las organizaciones ajustarse a las fluctuaciones del mercado y las nuevas regulaciones, asegurando la resiliencia económica. Integración y Mejora Continua La verdadera sostenibilidad se logra cuando estas tres dimensiones se entrelazan en la toma de decisiones de gestión de activos. La familia ISO 55000 proporciona el marco para sistematizar esta integración. Al determinar el contexto de la organización (cláusula 4.1 de ISO 55001), la minera debe identificar y comprender las expectativas de todas las partes interesadas (stakeholders), incluidos reguladores, comunidades y grupos ambientales. Los riesgos y oportunidades (cláusula 6.1) deben abarcar no solo los aspectos operativos, sino también los ambientales, sociales y legales. La mejora continua, inherente a cualquier sistema ISO, es vital para la sostenibilidad. Las auditorías internas (cláusula 9.2) y las revisiones por la dirección (cláusula 9.3) deben evaluar no solo el cumplimiento de los procesos, sino también el progreso hacia los objetivos de sostenibilidad. En conclusión, la sostenibilidad en la gestión de activos mineros es un viaje, no un destino. Requiere un liderazgo comprometido, una cultura organizacional que valore el impacto a largo plazo, y la integración proactiva de consideraciones ambientales, sociales y económicas en cada decisión sobre los activos. Solo así las empresas mineras podrán asegurar su valor para las generaciones presentes y futuras, trascendiendo el mero cumplimiento para convertirse en verdaderos agentes de cambio sostenible.

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El plan estratégico de Gestión de Activos

AUTOR: Pabelon Cerrando la brecha entre la estrategia del directorio y la realidad de la planta Como equipo directivo, dedicamos una cantidad considerable de tiempo y recursos a definir la estrategia corporativa: expandirnos a nuevos mercados, aumentar la eficiencia para mejorar el margen EBITDA, o liderar en innovación de productos. Sin embargo, uno de los mayores desafíos que enfrenta cualquier líder es la “brecha de ejecución”—la desconexión entre una estrategia bien definida y las acciones diarias que se toman en el terreno. En ningún lugar es esta brecha más costosa que en la gestión de nuestra base de activos. Cuando el departamento de finanzas aprueba un presupuesto de capital (CapEx) basándose en proyecciones históricas, mientras que el de operaciones presiona por máxima producción a corto plazo, y el de mantenimiento lucha por obtener ventanas para intervenciones preventivas, no estamos operando bajo una estrategia unificada. Estamos gestionando por reacción, en silos, y casi con toda seguridad, estamos dejando valor sobre la mesa y exponiendo al negocio a riesgos innecesarios. El Plan Estratégico de Gestión de Activos (PEGA o SAMP) es el instrumento de gobierno corporativo diseñado específicamente para cerrar esta brecha. No es un documento técnico de mantenimiento; es, en efecto, el plan de negocio para nuestro portafolio de activos físicos, asegurando que cada dólar invertido y cada hora de trabajo dedicada a ellos impulsen directamente la estrategia corporativa. El PEGA/SAMP como Instrumento de Alineación Estratégica El pilar fundamental de una gestión de activos de clase mundial es la Alineación. El PEGA/SAMP es la manifestación tangible de este principio. Su propósito principal es asegurar que exista una “línea de visión” clara e ininterrumpida desde los objetivos de más alto nivel de la organización hasta las decisiones operativas más básicas. Sin un PEGA/SAMP, las decisiones sobre los activos se toman en un vacío estratégico, lo que resulta en síntomas de negocio que todos reconocemos:   Inversiones de capital reactivas: Se aprueban proyectos para reemplazar equipos que fallaron catastróficamente, en lugar de planificar su reemplazo basado en un análisis de riesgo y costo del ciclo de vida. Conflictos interdepartamentales: Finanzas busca reducir el inventario de repuestos para liberar capital de trabajo, mientras que Mantenimiento busca aumentarlo para garantizar la disponibilidad, sin un criterio unificado de riesgo que equilibre ambas necesidades. Presupuestos operativos (OpEx) ineficientes: Los costos de mantenimiento se disparan debido a un exceso de trabajo correctivo no planificado, impactando directamente la rentabilidad. El PEGA/SAMP elimina esta disfunción al crear un marco de referencia único y acordado para la toma de decisiones, transformando la gestión de activos de un centro de costos a un motor de valor estratégico. La Arquitectura del Plan: Del Compromiso a la Acción Detallada Para que sea efectivo, un PEGA/SAMP no es un documento aislado, sino la culminación de un proceso lógico que cascada desde la intención estratégica hasta el plan de acción. 1. El Fundamento: La Política de Gestión de Activos. Piense en esto como la “Constitución” para la gestión de activos. Es una declaración concisa, aprobada por el directorio, que establece el compromiso, los principios y las expectativas de la organización. Declara formalmente que gestionaremos nuestros activos para lograr los objetivos del negocio, considerando el riesgo, el costo y el desempeño a lo largo de su ciclo de vida. Es la señal inequívoca para toda la organización de que “esto es importante”. 2. El Norte: Los Objetivos de GA. La política establece la intención; los objetivos la cuantifican. Aquí es donde traducimos los objetivos corporativos abstractos en metas medibles para nuestros activos. Siguiendo el criterio SMART, un objetivo de negocio como “Mejorar la rentabilidad en un 5%” se puede traducir en objetivos de GA como: “Reducir el costo de mantenimiento por unidad producida en un 10% en 24 meses”. “Incrementar la Efectividad General del Equipo (OEE) de la línea de producción crítica del 85% al 92% para el final del año fiscal”. “Extender la vida útil de la flota de transporte en 2 años mediante un nuevo programa de renovación, evitando una inversión de capital de $5 millones”. 3. La Hoja de Ruta: El Plan Estratégico (PEGA/SAMP). Este es el documento central que detalla cómo se alcanzarán los objetivos. Es un plan vivo que documenta explícitamente: El análisis de la demanda futura: ¿Qué exigirá el mercado a nuestros activos en los próximos 5-10 años? La evaluación del estado actual: ¿Cuál es la condición, capacidad y desempeño de nuestros activos hoy? El análisis de brechas (Gap Analysis): La diferencia cuantificada entre dónde estamos y dónde necesitamos estar para cumplir los objetivos. Las estrategias de gestión: Cómo gestionaremos cada clase de activos (crear/adquirir, mantener, renovar, desincorporar). El plan de mejora priorizado: Las iniciativas específicas (proyectos, cambios de proceso, capacitación) que se llevarán a cabo para cerrar las brechas. Los recursos necesarios: La asignación de CapEx, OpEx y recursos humanos para ejecutar el plan. El marco de gestión de riesgos: Cómo se identificarán y mitigarán los riesgos clave relacionados con los activos. Un Instrumento de Liderazgo, No un Archivo de Estantería El valor del Plan Estratégico de Gestión de Activos no reside en el documento físico, sino en el proceso de diálogo, análisis y alineación que lo crea. Es una herramienta de liderazgo que permite a la alta dirección: Tomar decisiones de inversión defendibles: Justificar el CapEx ante el directorio con una narrativa clara, basada en datos, que vincula la inversión con la estrategia y el riesgo. Optimizar el Costo Total de Propiedad (TCO): Asegurar que las decisiones no se basen únicamente en el precio de compra, sino en el valor y el costo a lo largo de todo el ciclo de vida del activo. Fomentar la colaboración: Romper los silos al forzar a los departamentos a trabajar juntos bajo un conjunto de objetivos comunes. El rol de la dirección no es escribir el PEGA/SAMP, sino exigir su existencia, desafiar sus supuestos y utilizarlo como una herramienta fundamental para gobernar y monitorear el desempeño de la base de activos de la compañía. En un entorno competitivo donde cada dólar de capital debe generar el máximo retorno, la pregunta no es si podemos permitirnos el tiempo y el esfuerzo para desarrollar un PEGA/SAMP, sino

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¿Cómo elegir la estrategia de mantenimiento correcta?

La inexactitud puede dar lugar a problemas graves, pero puede evitarse seleccionando correctamente los rodamientos y la clase de rodamiento correctos antes de utilizarlos en su aplicación. La excentricidad de la cara es la variación en la distancia axial de la cara lateral (anillos interiores o exteriores) desde la pista de rodadura.

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Navegar por la evolución y el futuro de la gestión del trabajo con la GMAO

Hoy en día, las soluciones de GMAO son herramientas indispensables para los responsables de mantenimiento e instalaciones de diversos sectores. La generación actual de GMAO se caracteriza por plataformas basadas en la nube, accesibilidad móvil e integración con otros sistemas empresariales (como ERP y sistemas de recursos humanos), proporcionando una visión holística de las operaciones de la organización. Las soluciones modernas de GMAO ofrecen características como la conectividad IoT, que permite la supervisión en tiempo real del estado de los equipos, y el análisis basado en IA para el mantenimiento predictivo, lo que reduce significativamente el tiempo de inactividad y los costes operativos. 

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Proactivo o reactivo: ¿Cuál es su filosofía de mantenimiento?

La filosofía de gestión para el mantenimiento es tan importante como la filosofía establecida para cualquier operación comercial. Para la mayoría de las industrias, el mantenimiento es, en el mejor de los casos, una función supervisada, con poco control real de los costos. Pero debe ser una función gestionada que emplee los mejores métodos y sistemas disponibles para producir resultados rentables que tengan un efecto positivo en la rentabilidad.

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¿Mantener? ¿Reparar? ¿Reemplazar?

El objetivo es que las organizaciones maximicen el valor de sus gastos operativos y de capital a lo largo del tiempo. Para ello, se debe modelar el riesgo de que un activo no funcione como se desea. El riesgo se define como la probabilidad de fallo de un activo en un momento dado multiplicada por la(s) consecuencia(s) de dicho fallo.

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