Criterios para la selección de tareas de Mantenimiento en un enfoque Centrado en la Confiabilidad

AUTOR: PABELON 05 MARZO 2025

El mantenimiento centrado en la confiabilidad (RCM, por sus siglas en inglés) es una metodología que permite determinar las estrategias más efectivas para garantizar el óptimo desempeño de los activos. En este enfoque, la selección adecuada de tareas de mantenimiento es clave para minimizar costos, maximizar la disponibilidad de los equipos y reducir riesgos asociados a fallas. 

El proceso de selección de tareas no debe basarse en decisiones arbitrarias, sino en un análisis detallado de las características de las fallas, sus consecuencias y la viabilidad de las estrategias de mantenimiento. Este artículo explora los criterios para decidir cuándo realizar tareas a condición y cómo priorizar tareas proactivas, como el reacondicionamiento y el descarte programado. 

¿Cuándo vale la pena realizar tareas a condición?

Las tareas a condición son estrategias de mantenimiento predictivo que se basan en el monitoreo de parámetros clave para identificar fallas en sus primeras etapas y prevenir consecuencias no deseadas. Sin embargo, su aplicación debe estar justificada. Para que una tarea a condición sea viable y costo-efectiva, debe cumplir con al menos uno de los siguientes criterios: 

  1. Si la Falla es Oculta

En algunos casos, las fallas no afectan directamente el desempeño del equipo, ya que su función puede no ser evidente dentro del sistema. En estas situaciones, una tarea a condición debe reducir el riesgo de fallas múltiples a un nivel aceptable. Por ejemplo, un sistema de respaldo de energía en una planta industrial podría fallar sin que se detecte hasta que ocurra un corte eléctrico. Monitorear la batería y otros componentes permitiría detectar problemas antes de que la función sea requerida. 

  1. Si la Falla Tiene Consecuencias Ambientales o de Seguridad

Cuando una falla puede poner en riesgo la seguridad de los trabajadores o el medio ambiente, es fundamental prevenirla mediante monitoreo. Un ejemplo común es el uso de sensores en ductos de transporte de sustancias químicas peligrosas para detectar fugas antes de que representen un peligro mayor. 

  1. Si la Falla Tiene Consecuencias Operacionales Significativas

Las fallas que provocan interrupciones en la producción, disminución de la eficiencia o costos elevados en reparaciones deben ser prevenidas de manera proactiva. En este caso, una tarea a condición puede ser efectiva para reducir la frecuencia de estas fallas y evitar costos excesivos por tiempos de inactividad. 

  1. Si el Único Costo de la Falla es la Reparación

En algunas situaciones, la única consecuencia de una falla funcional es el costo de reparación del equipo. Aquí es importante evaluar si el costo del monitoreo y la inspección es mayor o menor que el costo de reparar la falla cuando ocurra. Si la tarea a condición no genera ahorros o beneficios adicionales, podría no ser una estrategia viable. 

Selección de Tareas Proactivas

Cuando no es viable aplicar una tarea a condición, se debe optar por estrategias de mantenimiento proactivo. Estas estrategias incluyen el reacondicionamiento programado y el descarte programado, y su selección sigue un orden de preferencia para maximizar la efectividad y minimizar costos. 

  1. Tareas a condición (Monitoreo y Mantenimiento Predictivo)

Las tareas a condición son la primera opción debido a que pueden realizarse sin interrumpir la operación normal del equipo. Además: 

  • Permiten detectar fallas en sus primeras etapas y tomar acciones correctivas antes de que afecten el rendimiento. 
  • Facilitan la planificación de intervenciones sin afectar la producción. 
  • Reducen la incertidumbre sobre la vida útil de los componentes. 
  1. Tareas de Reacondicionamiento Programado

Si no es viable una tarea a condición, la siguiente opción es programar actividades de reacondicionamiento. Esta estrategia se basa en la restauración del componente a su condición óptima antes de que falle. Su aplicación es efectiva cuando: 

  • La falla funcional ocurre con base en la edad o desgaste del componente. 
  • La reparación es significativamente más barata que permitir que el componente falle. 

Sin embargo, las tareas de reacondicionamiento programado tienen algunas desventajas: 

  • Solo pueden realizarse cuando el equipo está fuera de servicio. 
  • Generan mayor carga de trabajo en talleres de mantenimiento. 
  • Aplican una vida útil límite a todos los componentes, lo que puede llevar a reemplazos innecesarios. 
  1. Tareas de Descarte Programado

Cuando una estrategia a condición o de reacondicionamiento no es viable, se considera el descarte programado, que implica la sustitución de un componente después de cierto tiempo de operación. Es útil en casos donde: 

  • La probabilidad de falla aumenta drásticamente tras un periodo específico. 
  • El costo de un fallo es mayor que el costo de reemplazo anticipado. 

Combinación de Estrategias para Reducir Riesgos

En ciertos escenarios, ninguna estrategia individual puede reducir el riesgo de falla a un nivel aceptable. En estos casos, se combinan enfoques para obtener mejores resultados. Un ejemplo es la integración de tareas a condición con descarte programado: si un componente es difícil de inspeccionar, se programa su reemplazo después de un periodo determinado, pero si el monitoreo detecta signos de falla prematura, se reemplaza antes. 

Esta combinación es común en industrias como la aeronáutica y la energía, donde la seguridad es una prioridad y la gestión del mantenimiento debe ser extremadamente precisa. 

Conclusión

La selección de tareas de mantenimiento en un enfoque de RCM no debe ser una decisión arbitraria, sino un proceso basado en análisis de costos, riesgos y confiabilidad. Las tareas a condición son la primera opción debido a su capacidad de detectar fallas antes de que afecten la operación. Cuando no son viables, se opta por reacondicionamiento o descarte programado, priorizando la estrategia que maximice la disponibilidad y minimice costos. 

Aplicar un proceso estructurado de toma de decisiones en el mantenimiento permite mejorar la confiabilidad de los activos, reducir costos operacionales y garantizar un desempeño seguro y eficiente. Adaptar estas estrategias a cada contexto industrial es clave para alcanzar una gestión óptima del mantenimiento. 

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